Crisis
El gobierno admite que necesita ayuda europea para sanear
la banca
El gobierno se resiste a vivir con el agua al cuello.
Ahogado por la creciente deuda pública y atenazado por los problemas del sector
financiero, el Ejecutivo de Mariano Rajoy se aferra a Bruselas como única tabla
de salvación para evitar el rescate. El presidente lo sabe y apremia a la Unión
Europea (UE) a actuar para crear los mecanismos que alivien los problemas “de
financiación, liquidez y sostenibilidad de la deuda”, calificados este martes
como las prioridades de su Gobierno por Rajoy, que reclamó expresamente los
eurobonos. Al tiempo, ante sus dificultades para financiarse, el Gobierno
admite de forma cada vez más expresa que necesita ayuda europea para sanear la
banca.
Los miembros del Gobierno se cuidan mucho de pedir ayuda
expresa a Bruselas que atraiga los fantasmas de una posible intervención, pero
lanzan mensajes ambiguos reclamando a las instituciones europeas acelerar las
medidas para avanzar en una integración europea que facilitaría esas ayudas. En
ese difícil equilibrio entre pedir abiertamente el rescate y admitir la
necesidad de ayuda se movió el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en lo
que sonó a una petición de auxilio europeo: “La cifra que necesita el sector
financiero español no es muy alta, la cuestión es el procedimiento de dónde
vendrá esa cifra. Por eso lo importante que se abran las instituciones europeas
y apuesten por la consecución de esa cifra. Por la facilidad de esa cifra. Las
cifras son perfectamente accesibles, no son un drama. Lo que hace falta es que
las instituciones europeas se pongan en marcha y busquen esa recapitalización
bancaria a través de procedimientos para que haya más Europa, no para ayudar a
nadie”, señaló.
Las declaraciones de Montoro a Onda Cero se convirtieron
en portada de las ediciones digitales de numerosos medios extranjeros como
Financial Times, Reuters, Bloomberg y The Wall Street Journal, que
interpretaron que el ministro reclamaba ayuda directa a la UE para sanear la
banca. Montoro trató de matizar sus palabras por la tarde en los pasillos del
Senado al señalar que solo había reclamado una “unión bancaria europea” para
salir de la crisis. Pese a las referencias a que “las instituciones europeas”
apuesten por la consecución de la cifra que necesita la banca y a que esas
instituciones “se pongan en marcha y busquen esa recapitalización”, Montoro
aseguraba que no había dicho nada nuevo.
El responsable de la política presupuestaria del Gobierno
trató también de explicar en la entrevista radiofónica el motivo por el cual la
prima de riesgo —el diferencial de interés del bono español con el alemán,
considerado el más seguro de la eurozona— está tan alta que inunda de
incertidumbre el futuro de la economía española. “La prima de riesgo dice que
España no tiene abierta la puerta de los mercados. El desafío es abrir la
confianza de esos mercados, que por otra parte son nuestros acreedores. No
quieren que España se caiga sino que lo que quieren es cobrar”.
El propio presidente del Gobierno reconoció horas después
en el Senado que España tiene serias dificultades para financiarse y que busca
soluciones en la Unión Europea. Una de estas soluciones son los eurobonos, que
aliviarían las tensiones sobre la deuda pública española. “Europa necesita
decir adónde va para dar seguridad y decir que el euro es un proyecto
irreversible y que no está en juego. Necesita apoyar a quien está en
dificultades y necesita una integración fiscal con una autoridad fiscal y una
integración bancaria, una unión bancaria con eurobonos, con un supervisor
bancario y con un fondo de garantía de depósitos europeos”, aseguró Rajoy en el
Senado. Defendía así por primera vez en público y de forma expresa la necesidad
de crear eurobonos en la UE.
Hasta ahora, el presidente del Gobierno había eludido
defender expresamente los eurobonos, que son rechazados abierta y radicalmente
por la canciller alemana, Angela Merkel, como instrumento para mutualizar la
deuda de los Estados de la UE. Otros partidos, como CiU, han defendido también
reiteradamente en el Congreso esta medida.
El primer atisbo de cambio en el Gobierno sobre este
asunto se produjo el martes pasado, cuando aceptó pactar una moción del PSOE
que se pronunciaba a favor de los eurobonos. El texto se aprobó con el voto de
los dos grandes partidos, pero como simple moción no tenía más valor de una
declaración de intenciones.
Rajoy situó el martes la creación de los eurobonos como
uno de los objetivos del Gobierno en sus negociaciones con la UE y el resto de
Estados como fórmula para hacer frente al problema de la deuda de España. El
secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió la creación de
los eurobonos ya desde la campaña electoral de noviembre y, expresamente, lo
mencionó en los debates con Rajoy, como una de las salidas a la elevada prima
de riesgo. En la oferta de pacto de Estado que ha reiterado ha incluido siempre
la propuesta de negociar de forma conjunta con el resto de Estados europeos.
Rajoy invitó al PSOE a pactar esas propuestas de reformas para Europa y dijo
que está dispuesto a presentar un documento de forma conjunta con los
socialistas.
No obstante, el presidente del Gobierno puso en duda la
voluntad del PSOE de llegar a acuerdos, con el argumento de que el principal
partido de la oposición se ha opuesto a todas las medidas que ha aprobado el
Gobierno hasta el momento. “Es difícil hacer oposición y por eso lo están
haciendo tan mal”, respondió Rajoy, quien insistió en que sus medidas no
tendrán resultados inmediatos porque “no se solucionan en media hora las cosas
que están mal hechas”, en referencia a la herencia del Gobierno anterior.
“Queremos arreglar el desaguisado que nos hemos
encontrado, pero eso lleva tiempo”, respondió Rajoy al PSOE. El portavoz
socialista, Marcelino Iglesias hizo una enmienda a la totalidad a la política
económica del Gobierno, que, según ha dicho, ha logrado que “las cosas que iban
mal vayan ahora peor y las que iban bien se han empeorado vertiginosamente”.
“En noviembre cuando ganó las elecciones la economía española no estaba bien,
es verdad, pero durante este tiempo han conseguido colocarnos en una situación
de emergencia permanente”, aseguró Iglesias.
El Gobierno sabe que los pasos hacia la unión fiscal y la
unión bancaria son lentos. Y lo que le falta es tiempo, en un momento en que
todo el mundo vive pendiente del estado de salud del sector financiero español.
La crisis de Bankia destapó las vergüenzas de buena parte de un sector que
parecía resistirse a reconocer el agujero —gangrenado por la depreciación de
los activos inmobiliarios— que tiene en sus balances. La entidad necesita
19.000 millones más para sanear sus cuentas y eso añade incertidumbre porque
los mercados desconfían del dinero que necesitarán todas las entidades españolas
para sanearse. El Gobierno decidió endurecer las provisiones para la banca y
abrir en canal el sector con consultores y auditores cuando creía contar con la
posibilidad de inyectar deuda pública de forma directa en los balances de las
entidades débiles para recapitalizarlas. Pero una vez que el Banco Central
Europeo se ha negado a admitir esa fórmula y que los mercados cierran las
puertas a España, la posibilidad de que los bancos acudan directamente a pedir
auxilio a Europa parece ser la única oportunidad a la que se aferra el Gobierno
de Mariano Rajoy para evitar la intervención.
El Gobierno tiene argumentos para ello. Bruselas anunció
el pasado domingo que apoya la ayuda directa para la banca. La idea pasa por
utilizar el fondo de rescate europeo para recapitalizar a las entidades
financieras problemáticas, sin necesidad de la intermediación de los Estados.
Claro que a cambio habría que avanzar en la unión fiscal y bancaria. Y por eso
algunas alusiones de Rajoy a la cesión de soberanía.
El Gobierno trata de esquivar el rescate financiero y
arguye que el tamaño de España haría inviable por costoso cualquier
intervención. “España no es rescatable desde el punto de vista técnico; los
hombres de negro no van a venir”, dijo el martes Montoro. Tampoco quiere
reclamar un rescate exclusivo para el sector financiero español, que exigiría
duras medidas impuestas por las instituciones europeas y el FMI. Por eso, han
trasladado el debate a profundizar en el futuro de la UE, de modo que se acojan
al mecanismo entidades de otros países. Chipre apuesta también por ese modelo,
pero España aspira a que haya entidades de otros países.
(Publicado por El País - España, 5 junio 2012)
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